Proemio.
Esta es la historia de una sensación inmortal. La historia de una compañía. La primera sección de un tríptico que se manifiesta en la consigna SONGO SANGO LIBER. Sueños y, con Homero, extractos de un mundo nuevo, resistente.
El estado de cosas nos indica que los movimientos se trasladan a Rosario y allí, en la Oficina de Esperanto, unos síntomas señalan ese espacio como el lugar donde al fin se verá revelada la Verdad. En otra oficina, esta vez la veintiséis, ciertas vocaciones despiertan sospechas:
Senmorta Sensaco & Co...
Sensación Inmortal & Compañía. Sensación inmortal como Transmuerte, compañía como comprar y acompañar. Acompañar(se) en un sueño. Un tríptico que recién arranca y no se estanca, una ruina resiliente. Al igual que Chopi, una señal: en 1887, el oculista polaco de origen judío Lázaro Zamenhof, como resultado de una década de trabajo y, con la esperanza de que se convirtiera en lengua auxiliar internacional, descubrió el Esperanto. Nos preguntamos: ¿es acaso “Faulduo” un término esperanto?
Oímos, repetimos.
¿Cómo traducir “Un Faulduo”? ¿Se puede hacer diciendo que es una revista? ¿Apuntando que lleva siete números editados en papel, cada uno dirigido por un miembro diferente del “Equipo Rayito”? Dibujos en viñetas que van (y vienen) en papel. Hipótesis: ampliar, reducir, multiplicar, mantener la impresión, mantener el dibujo, mantener la viñeta y claro, mantener las ruinas... Ya hemos hablado de ruinas. Nos la pasamos hablando de ruinas. Quizás porque creemos que lo único que queda, siempre, son las ruinas, o que son ellas las causantes de que el arte exista. Un Faulduo que genera ruinas, un sistema de confesiones, un sistema de creer que la ruina es también un fragmento. ¿Son las viñetas fragmentos de una historia imposible? ¿O son adaptaciones de lo precisamente posible, de lo necesariamente inevitable?
Un trabajo en proceso, la obra de arte incompleta a la cual refería Adorno, abierta. Una sensación potencial (vía Faulduomundo) hacia el bunker del legitimar nos permite comenzar una Historia: “Había una vez un grupo de historietistas...” Pero también podemos clavarnos en Pizza Chopi y, vía Doble-Cola, beber un sentido específico: acompañar el proceso de una sensación. El progreso de una sensación. O no. Todo es tan mortal e inmortal…
Inmortal hasta la muerte.
Oíamos a Masotta al exclamar. "No nos ocupamos de historietas porque pretendamos ser modernos: es que la historieta es moderna". Le oíamos gritar. “¿Se puede comprometer a la historieta? Es obvio: es imposible no hacerlo.” Gritamos a nuestra vez. Podríamos decir que todo es posible en la historieta, pero también ella, parte de un imposible; es inevitablemente fragmentaria. Se acompaña de unas sensaciones inmortales para algunos y mortales para otros. Para estos y para aquellos.
Te amo y te deseo en la autopista de una impresión perdurable. Dos locas emociones que se desatarán al fin de este fragmento y al principio del siguiente. Confiamos en el futuro, pero también en que el mismo debe estar hecho con restos del pasado. Así, la inminencia de una segunda sección de este tríptico se hace evidente: la inmanencia de la comedía y la cocaína. El juramento se desatará en el promediar del conjunto, al borde de la transmuerte. Y se conjugarán entonces los binomios:
1. Songo/sueño como sensación inmortal/compañía
2. Sango/sangre como comedia/cocaína
3. Liber/libertad como transmuerte/resurrección
¿Avanzará esta “Senmorta Sensaco & Co” sobre una sensación inmortal en el tríptico SONGO SANGO LIBER?
¡Tia fojo!
Tal vez.
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